Vox se ve sorprendido porque el sindicato UGT Asturias, dice presentará sus propuestas sociales a todos los partidos menos a Vox «porque no reconocen la etapa democrática española». Quizás UGT debería hacer más auto crítica e inventarse menos enemigos monstruosos. En primer lugar porque la función de un sindicato debería ser la defensa laboral de sus afiliados y de los trabajadores, y no hacer sectarismo y repartir carnets de demócratas y anti-demócratas, ángeles y demonios.

Segundo porque en España hay un partido izquierdista, Podemos, antes en fervor chavista y ahora en caída electoral, que decía venía a impugnar el «Régimen del 78», impulsaba manifestaciones donde denigraban que los diputados electos de los demás partidos «no les representan», y defendían escraches y acosos, y compartían manifestaciones para «rodear el Congreso», además de reunirse en la cárcel con acusados de rebelión o sedición y malversación, para negociar los presupuestos españoles; ¿lo cual a UGT sí les parece muy progre y guay?
Tercero porque Vox es un partido legal y constitucional, democrático y reformista, con programa y propuestas por una España más unida, más libre y más próspera, que pueden ser compartidas o no, pero que de momento cuentan con el respaldo electoral de más del diez por ciento de los españoles. Desde la discrepancia, Vox entiende que el pluralismo y la cortesía institucional deben ser señas de identidad democráticas.
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