Susana Díaz (PSOE) recibió el castigo que debiera haber sufrido Pedro Sánchez y Teresa Rodriguez (Podemos) sufrió el castigo que correspondería a Pablo Iglesias. El cambio en Andalucía votó en clave nacional. Los dos partidos ganadores, los que mayor número de votos lograron con respecto a 2015, fueron VOX con 395 mil votos y Ciudadanos que incrementó sus votos en 291 mil, para colocarse en los 659 mil. También ganó el PP, que perdiendo apoyo popular, puede gobernar Andalucía por primera vez en su historia, con el apoyo de VOX y Ciudadanos, si los de Rivera dejan de hacer tonterías. El voto útil ha sido en este caso VOX. Fue más votado en las 3.000 viviendas de Sevilla que Podemos. Sin este partido el cambio no sería posible. La fragmentación del voto en la derecha ha permitido movilizar a más votantes y poder desalojar al PSOE de su gran feudo histórico. Casi 40 años de gobierno ininterrumpido, que han relegado a Andalucía a la cola de Europa en Paro y renta per cápita. En Asturias también es muy probable este cambio.
El cambio en Andalucía votó en contra de los que quieren romper España. Votó en contra de los privilegios de las minorías en perjuicio de la mayoría social. Votó en contra de la masiva inmigración irregular que colapsa ayudas y servicios públicos. Votó contra los pactos carcelarios con golpistas. Votó contra la trivialidad del presidente del gobierno, más preocupado por engrosar su curriculum profesional que de los problemas de España. Votó en contra de exhumar cadáveres sin permiso de las familias. Votó contra la división de buenos y malos que defiende la izquierda. Votó en contra de inventarse la historia. Votó en contra de la persecución de los católicos por ser católicos. Votó en contra de la prohibición de nuestras tradiciones. Votó en contra de la corrección política. Votó en contra de sonarse los mocos con nuestra bandera. Y votó, sobre todo, en favor de la igualdad ante la ley de todos los españoles y no mediante la ley como pretenden quienes perdieron las elecciones.
Las elecciones las perdió el PSOE de Pedro Sánchez, con 400 votos menos, que dejará de presidir la comunidad que más votos le genera, la que más años ha gobernado y con unos resultados que son una moción de censura a sus 4 meses de descabezado gobierno. Las perdió Pablo Iglesias y su Podemos, con 279 mil votos menos. El nuevo, pero ya viejo partido, no ilusiona. Los votantes ya lo identifican claramente con lo peor de las dictaduras de izquierdas.
Pero lo peor es que algunos, además de perder las elecciones, han perdido la cabeza. Susana Díaz, tachando de anti constitucionalistas, fascistas, homófonos, fomentadores de la violencia a la mujer y no se que más barbaridades a los 395 mil andaluces que votaron a VOX, mientras mantiene su silencio cómplice ante los pactos de su partido con secesionistas, golpistas, terroristas y comunistas bolivarianos. Y en sobre todo, Pablo Iglesias, que ante su incapacidad para asumir los resultados adversos, su famosa “medicina democrática”, llama a sus cachorros a tomar lo perdido en las urnas, mediante la algarada callejera. Recuerda demasiado a 1933. Es evidente que el comunista, es mal enfermo democrático. Tic, tac, tic …
El cambio es imparable y en las próximas elecciones, la izquierda de las minorías privilegiadas seguirá pagando su soberbia y distanciamiento con los problemas reales de las personas.
Artículo publicado originalmente en El Comercio.
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